30 abril 2009

A las 7:20

- Qué es éso que se ve bajo la mesa ?

Todos junto a la chimenea quedamos perplejos ante unas zapatillas rojas, combinadas estúpidamente a unos calcetines amarillo foforecentes [no, no era Ronald McDonald].

No se veía nadie, era extraño porque parecía que estuviera de pié, más era un tanto ilógico verlo de tal manera ya que había una mesa de por medio ... Pronto descubrimos que nos estaban asaltando.

Salió un hombre de más menos un metro ochenta, de polera y pantalones de tela, olvidé si seguia con los mismos zapatos. Se acercó a nosotras, y apuntándonos a la cara con un revólver, nos obligó a hacerle un tour por toda la casa, para que pudiera apreciar que se robaría.

Tenia dos perros grandes en el jardin, de quien, no tengo idea, pero le alcancé a decir a una de las personas que estaban ahí conmigo que escapara por la ventana del baño mientras el sujeto en cuestión comía un trozo de torta. Al final no nos hicieron nada, al final el ladrón resultó ser un hermano perdido, llegaron los bomberos y los perros, atolondrados quisieron entrar a la casa, ésa que tiene cortinas blancas y muy livianas.-

Ahora me acordé de otro, un poco más extraño:

Iba con alguien en la calle, no recuerdo quien, parecía ser una conocida, ambas vimos al interior de un auto a dos niños de no más de tres años llorando desesperados dentro. Tocamos la puerta de la casa más cercana y salió un hombre alterado completamente a preguntarnos si habíamos salvado a sus hijos; nos explicó que se le habían quedado dentro, así como a quien se le queda la cartera, la bolsa del supermercado o la billetera. También nos suplicó que intentáramos después de todo lo que él intentó, abrir la puerta del auto, porque a raíz de haberla cerrado mal, sus hijos ya llevaban como dos días dentro. Mi amiga abrió la puerta como si nada, y el padre finalmente fué feliz.

Tuve un lapsus, y aparecí junto a mi madre sacándome sangre con una especie de aguja en forma de palillo de croché. Pero hice tan grande la herida que mi dedo comenzó a sangrar deliberádamente, a tal punto que me bajó el pulso y me costaba respirar. Mi madre no quería llevarme el doctor poque decía que era superficial [nunca entendí si yo o la herida], por lo que tuve que arreglármelas como pudiera, intentando detener el líquido medio rojizo.

Lo último que supe fué que en un avión, había una niña que para distraerse de su trabajo, abría una escotilla que la llevaba a una cascada inmensa, donde podía bañarse todo lo que quisiera; obviamente el piloto de la nave no tenía idea.

Me dijeron que acá en la playa la enfermedad no tiene razón de ser.
Que las picaduras provienen de las paredes y los dolores de cabeza son sólo un espasmo involuntario del techo.
Me dijeron que el mar cada vez que suena es porque el "mute" propio que tenía se le oxidó con el agua salada.
No escuché la historia de la sirena perdida
Tampoco el del cantante frustrado
Pero sí ví al que quería ser astronauta y terminó vendiendo helados.

Después de todo ésto, no sé si quisiera volver a cerrar nuevamente los ojos
Porque me doy cuenta que tampoco descanso soñando incoherencias
Quizás deba volver a leer algo de interpretación de sueños, tal vez así entienda porque el día dura menos que el pestañar de un pez sordina.

Mrs. Smith