29 marzo 2013

Pensamientos

Siento un leve desequilibrio
No llegará muy lejos

Ahora bien

Me encantaría salir contigo
Hay que conocernos de verdad

10 marzo 2013

Requiem para mí, de Fauré



Cada día, siento que se va muriendo
Mi lucha, mi derrota.
Siento que desaparece, del mapa, del ensueño.

Vuelve un tanto, y calla otra vez en las penumbras
Porque mi instinto, y mi intelecto
Le han ganado la batalla.

Soy una mujer que lucha por lo que quiere
Incluso más por lo que ama.

Y aunque esa batalla fue una derrota inminente
Mi corazón no siempre entiende
Y llora, lamenta, suplica.

Y la razón lo mira, donde se encuentra
Y con mucho silencio
Lo abraza, muy de a poco.

Esperando que en algún momento
Ambos se encuentren de acuerdo
Para volver a sonreírse otra vez.

De a poco mi voz ha dejado de ser llanto
Para convertirse así en canto.

07 marzo 2013

Palinuro de México (Fragmento)

Ella y yo hacíamos el amor diariamente
En otras palabras,
los lunes, los martes, y los miércoles
hacíamos el amor invariablemente...
Los jueves, los viernes y los sábados
hacíamos el amor igualmente...
Por último los domingos
hacíamos el amor religiosamente.

Hacíamos el amor compasivamente
hacíamos el amor deliberadamente
Lo hacíamos espontáneamente
Hacíamos el amor por compatibilidad de caracteres,
por favor, por supuesto, por teléfono
de primera intención y en última instancia
por no dejar y por si acaso
como primera medida y como último recurso.

Hicimos el amor por osmosis y por simbiosis:
y a eso le llamabamos, hacer el amor "científicamente".
Pero también hicimos el amor yo a ella y ella a mi:
es decir, recíprocamente.

Y cuando ella se queda a la mitad de un orgasmo
y yo con el miembro convertido en un músculo flácido
no podía llenarla 
entonces hacíamos el amor lastimosamente
Lo cual no tiene nada que ver con las veces en las que yo me
imaginaba que no iba a poder, y no podía,
y ella pensaba que no iba a sentir, y no sentía
o bien estábamos tan cansados y tan preocupados que ninguno de 
los dos alcanzaba el orgasmo.

Declaramos entonces, 
que habíamos hecho el amor aproximadamente.
O bien a Estefanía le daba por recordar las ardillas que el tío
Esteban le trajo de Wisconsin
que daban vueltas como locas en sus jaulas olorosas a creolina,
y yo por mi parte recordaba la sala de la casa de los abuelos,
con sus sillas vienesas y sus macetas rosas,
esperando la eclosión de las cuatro de la tarde...
así era como hacíamos el amor nostálgicamente,
viniéndonos mientras nos íbamos tras viejos recuerdos.

Muchas veces hicimos el amor contra natura,
a favor de natura,
ignorando a natura.
O de noche con la luz encendida, 
o de día con los ojos cerrados.
O con el cuerpo limpio y la conciencia sucia.
O viceversa.
Contentos, felices, dolientes, amargados.
Con remordimiento y sin sentido.
Con sueño y con frío.

Y cuando estábamos conscientes de lo absurdo de la vida,
y de que un día nos olvidaríamos el uno del otro,
entonces hacíamos el amor inútilmente.

Para envidia de nuestros amigos y enemigos
hacíamos el amor ilimitadamente, magistralmente, legendariamente.
Para honra de nuestros padres, hacíamos el amor moralmente.
Para escándalo de la sociedad, hacíamos el amor ilegalmente.
Para alegría de los psiquiatras, hacíamos el amor sintomáticamente
Hacíamos el amor físicamente
de pie y cantando
de rodillas y rezando
acostados y soñando.

Y sobre todo,
y por simple razón
de que yo lo quería así
Y ella también
hacíamos el amor
voluntariamente.
Fernando del Paso